" Sesenta minutos "
SESENTA MINUTOS Desperté en una habitación blanca, tan iluminada que era incomprensible que no tuviera ventanas ni lámparas o focos de luz. No tengo idea como llegué aquí, mi vista está algo borrosa pero no me siento ni ebria ni drogada. En Frente de mí, divisé una silueta que se fue aclarando a medida que mi visión se ajustaba a la luz. Papá sos vos.. Me sonrío levemente, notaba sus ojos humedecidos pero aguantando el llanto. Detrás de él había un reloj de pared, aunque digital, pero algo extraño, la hora que muestra no tenía sentido: 58:00, luego 57:59. Claro, no es un reloj, es un temporizador. A los 56 minutos dejé de mirar el suelo y me animé a hablar: - Quedan 56 minutos para que? - Para que se acabe mi tiempo acá – me respondió, y agregó – Pero, mientras podes preguntarme o decirme lo que quieras. Que decir, todos los días me tomo unos minutos para programarme en no extrañarlo tanto, para tener una vida normal, o lo más parecida a una. No quiero sentirme débil, no quiero admit